Esther Belleza y Emprendimiento

Hola a todos, soy Esther, asesora de belleza en Oriflame, mujer emprendedora y estudiante de último año del grado de Educación Social. En este blog quiero ser de ayuda a todas aquellas personas que quieran aprender cómo sacar lo mejor de sí mismas, tanto por fuera como por dentro. Además, si estás buscando una manera de ganar dinero desde casa, yo te diré cómo ¡Espero que te guste mi rincón en el universo blogger!

lunes, 12 de octubre de 2015

Nuestros hábitos dicen quiénes somos... y se pueden cambiar

Hoy voy a hablar algo que he visto en mucha gente (yo incluida) y que me preocupa, Ese algo es la tendencia a pensar que si estás metido en un lío, en un mal rollo o si te la pasas triste y desanimado es porque "la vida es así" y "no hay nada que tú puedas hacer". Es como sí un ente superior malo-malísimo hubiera decidido odiarte y condenarte a ser infeliz para siempre... ¡Pero en la vida real no hay entes superiores malos-malísimos (al menos que yo haya visto)! Lo único que se interpone en la vida real entre tú y una vida más feliz eres TÚ MISMO/A, tal como lo oyes. Se que probablemente pensarás que molaba más la idea del ente superior (yo a veces también lo he creído) ya que así al menos no tenemos ni una pizca de responsabilidad en el asunto. 

Las preguntas del millón vienen ahora ¿cómo hacemos para amargarnos la vida? y ¿por qué lo hacemos? Pues bien, en mi humilde opinión, una de las maneras en las que nos amargamos la vida consiste en tener MALOS HÁBITOS. Sí, algo tan sencillo y a la misma vez tan complejo como los hábitos. El mismo Aristóteles planteó hace tiempo lo siguiente "Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; Siembra una acción y cosecharás un hábito; Siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino". ¡Cuánta sabiduría en una frase tan pequeñita y esquemática! Y es que, si nos paramos a reflexionarlo, somos lo que pensamos: si yo PIENSO todo el rato que soy una víctima, que todo el mundo me odia y me tiene manía, que la gente que me rodea es mala, que yo soy incapaz de hacer cosas de valor, etc., actuaré de una manera determinada, una manera que será de todo menos agradable. Y si actúo de esa manera, como somos seres de COSTUMBRES y nuestro cerebro tiende a repetir los mismos esquemas a los que está acostumbrado para obtener seguridad, estaré creando un HÁBITO. ¡Lo rápido que un pensamiento deriva en un hábito! Y luego tenemos que acarrear con nuestro pesado fardo de malos hábitos por la vida, actuando de manera casi inconsciente de formas que en realidad no nos gustan o que, si las pensamos con detenimiento, no tienen nada de inteligentes y no nos llevan a donde queremos llegar. 

Pero la cosa no se detiene ahí, nuestros hábitos terminan por configurar nuestro CARÁCTER y ¿de qué hablamos exactamente cuando hablamos de carácter? Carácter, según la RAE, tiene varios significados, de los que mencionaré aquellos que se relacionan con lo que estamos hablando: 
  • Señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en algo. Me encanta esta definición, porque realmente estamos hablando de que nos IMPRIMIMOS unos pensamientos, unas acciones y unos hábitos, y eso luego tiende a perpetuarse en el tiempo. Es como si nos hiciéramos un tatuaje, por eso hay que pensar bien qué cosas nos estamos tatuando, porque luego cuesta quitarlas.

  • Marca o hierro con que los animales de un rebaño se distinguen de los de otro. Esta definición tiene mucho que ver con la anterior, pero me gusta lo gráfica que es, ya que nuestro carácter nos marca, nos diferencia de las demás personas. A veces miramos con un poco de envidia a otras personas que están mejor que nosotros: gozan de mejor forma física, tienen más amistades, se llevan mejor con sus colegas de trabajo... Tal vez ellos tengan otro tipo de marca (y recordemos que la marca nos la ponemos NOSOTROS MISMOS). 
El resto de significados son más o menos más de lo mismo: 
  • Conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue, por su modo de ser u obrar, de las demás.

  • Condición dada a a algo o a alguien por la dignidad que sustenta o la función que desempeña.

  • Fuerza y elevación de ánimo natural de alguien, firmeza, energía. 

  • Modo de decir o estilo. Hasta la manera en la que hablamos se ve comprometida por nuestro carácter, hasta ahí llega nuestro poder personal. 


Y por último, todo esto origina en... (redoble de tambores) ¡TU DESTINO! Sí señor, justo lo que dijo nuestro amigo Aristóteles. No vamos a negar que existen múltiples situaciones externas a tí que te pueden hacer tambalear, pero al final, tú tienes el poder para elegir tu destino ¿Cómo? Pues como llevamos diciendo en esta entrada, a través de tus pensamientos, tus acciones, tus hábitos y tu carácter. El destino no está escrito, si fuera así la vida no tendría gracia. El destino lo escribimos nosotros, día a día. Para empezar a cambiarlo, tienes que empezar por el principio: por lo que piensas y luego ser constante: comienza por crear pequeños hábitos como sonreír más tiempo al día, ser amable y ayudar al menos a tres personas al día, salir a caminar y reflexionar al menos una vez al día... Cuando menos te des cuenta, estarás haciéndolo de manera natural, habrá pasado a formar parte de tu carácter y pronto de TU DESTINO. Así de sencillo, sin "mala suerte", ni un "destino en contra", ni un "ente superior malvado".

¿Qué objetivo te pondrás TÚ para empezar a cambiar de rumbo?

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